¿Cómo podés reducir el estrés?
Cada persona tendrá diferentes maneras para reducir el estrés de forma efectiva. Y las soluciones a los innumerables factores de estrés que existen en el mundo son siempre circunstanciales. Pero tanto si encontrás la paz y la calma practicando la atención plena o si usás aceites esenciales, hablás con un amigo, vas a un terapeuta o escuchás música, esperamos que puedas encontrar el alivio del estrés que mejor te funcione.
Una forma sencilla de tranquilizarse en una situación de estrés que puede afectar la producción de saliva es respirar lenta y profundamente por la nariz. Mantener un ritmo suave y uniforme debería ayudarte a relajarte. Y si evitás respirar por la boca en la medida de lo posible, vas a poder mantener la humedad de tus dientes y encías.
El alcohol, el café y el té son diuréticos y pueden causar deshidratación (que es un factor de estrés por sí mismo). Es posible que quieras evitar estas bebidas antes de cualquier evento estresante próximo. Un simple vaso de agua hidratará mejor tu boca, calmará tus nervios y mantendrá tu aliento fresco. Solo recordá beberla antes de tener sed.
¿Querés saber cómo eliminar el mal aliento cuando estás estresado?
El agua es siempre una buena manera de evitar la sequedad de la lengua, los dientes y las encías. No solo humedece la boca cuando la tomás, sino que también hidrata el cuerpo, lo que puede ayudar a la producción natural de saliva. Pedí un limón con tu agua si estás en un almuerzo de negocios o en una cita por cenar. Los jugos cítricos también ayudarán a estimular tus glándulas salivales.
Las pastillas y los chicles sin azúcar también son útiles. Las pastillas de xilitol sin azúcar pueden incluso ayudar a prevenir las caries. Solo tenés que tener en cuenta el contexto. Si tu factor de estrés es una reunión o una entrevista de trabajo, masticar un chicle o comer algo que parezca un caramelo puede no ser apropiado.
La mejor manera de evitar el mal aliento es practicar una buena higiene bucal. Cepillate los dientes al menos dos veces al día (no olvidés cepillarte la lengua), usá el hilo dental al menos una vez al día y considerá la posibilidad de utilizar otros productos útiles como los enjuagues bucales antimicrobianos y los raspadores linguales. Y asegurate de programar un turno con tu odontólogo para realizar consultas periódicas de salud bucodental.
Cuando adoptés estos hábitos como parte de tu rutina diaria, el mal aliento puede convertirse en un factor de estrés del que ya no tengas que preocuparte. Hacé lo posible por vivir el momento. Intentá apreciar cualquier dificultad como parte del hermoso viaje que es la vida. Y cuidate (y cuidá tu boca). Puede que acabés dándote cuenta de que las cosas que antes te estresaban pueden ser en realidad un poco divertidas.
