De acuerdo con una revisión publicada en la revista de Oncología Quirúrgica (Surgical Oncology), los QCTG pueden empezar a desarrollarse incluso antes de que el niño o niña nazca. Durante la novena semana de gestación, cuando la glándula tiroides termina de formarse en el feto, puede pasar que el conducto tirogloso no involucione. Este conducto se ubica desde la base de la lengua hasta la parte media frontal del cuello. De acuerdo con la Asociación Quirúrgica Pediátrica Estadounidense (American Pediatric Surgical Association, APSA), esta afección también es conocida como remanente del conducto tirogloso, ya que parte de este conducto permanece en lugar de desaparecer, como es normal. Este tracto que queda puede generar una bolsa llena de líquido, conocida como un quiste. Los QCTG suelen presentarse en un pequeño hueso en el cuello que se llama el hueso hioides.
Según la revista de Oncología Quirúrgica, los QCTG constituyen más del 70 % de las masas detectadas en la parte frontal del cuello de niños y niñas. La afección tiende a presentarse en niñas y niños menores de 5 años, pero uno de cada tres casos se presenta en personas de más de 20 años de edad. Estas masas pueden afectar a personas de cualquier edad y pueden ser cancerosas.
Este tipo de quiste se presenta como una sola masa pequeña, suave y redonda, informa el Departamento de Otolaringología - Cirugía de Cabeza y Cuello de la Universidad de Columbia (Columbia University Department of Otolaryngology Head and Neck Surgery). Algunos de los síntomas de los quistes del conducto tirogloso incluyen dolor, enrojecimiento e inflamación del bulto cuando éste llega a infectarse. La inflamación también puede dar lugar a una dificultad para tragar o respirar. A menudo, el bulto se moverá hacia arriba cuando la persona saque la lengua o intente tragar.
Según el Centro Médico de la Universidad de Rochester, quienes se encargan del tratamiento de los quistes del conducto tirogloso son las y los especialistas en otorrinolaringología. El o la médico de su hijo o hija puede confirmar la presencia de esta afección mediante un ultrasonido o un escaneo por tomografía computarizada. En ocasiones, puede que recurran a análisis sanguíneos para verificar el funcionamiento de la glándula tiroides, además de usar una aguja fina para extraer células del quiste y examinarlas.
De acuerdo con la APSA, las infecciones a menudo se controlan con antibióticos. Aún así, en ocasiones es posible que el quiste deba ser extraído por una cirujana o cirujano pediátrico. Durante la cirugía, conocida como la técnica de Sistrunk, el o la cirujana hará una incisión encima del quiste para extraerlo. También puede que sea necesario extraer una parte del hueso hioides para disminuir la probabilidad de que la condición vuelva a presentarse. La mayoría de los niños y niñas se recuperan bien después de una noche en el hospital.
Si usted observa un bulto en el cuello de su hijo o hija, no deje de acudir a su pediatra para que lo examine. Él o ella le dará su diagnóstico y le dirá qué procede a continuación para el tratamiento.
La finalidad de este artículo es fomentar la comprensión y el conocimiento de temas generales de salud oral. Su propósito no es sustituir la opinión, el diagnóstico o el tratamiento profesionales. Solicita siempre la opinión experta de tu dentista u otro proveedor de salud Calificado y Dile siempre cualquier pregunta que tengas en relación con alguna enfermedad o tratamiento médico.
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