Según el Centro Médico de la Universidad de Rochester, quienes se encargan del tratamiento de los quistes del conducto tirogloso son las y los especialistas en otorrinolaringología. El o la médico de su hijo o hija puede confirmar la presencia de esta afección mediante un ultrasonido o un escaneo por tomografía computarizada. En ocasiones, puede que recurran a análisis sanguíneos para verificar el funcionamiento de la glándula tiroides, además de usar una aguja fina para extraer células del quiste y examinarlas.
De acuerdo con la APSA, las infecciones a menudo se controlan con antibióticos. Aún así, en ocasiones es posible que el quiste deba ser extraído por una cirujana o cirujano pediátrico. Durante la cirugía, conocida como la técnica de Sistrunk, el o la cirujana hará una incisión encima del quiste para extraerlo. También puede que sea necesario extraer una parte del hueso hioides para disminuir la probabilidad de que la condición vuelva a presentarse. La mayoría de los niños y niñas se recuperan bien después de una noche en el hospital.
Si usted observa un bulto en el cuello de su hijo o hija, no deje de acudir a su pediatra para que lo examine. Él o ella le dará su diagnóstico y le dirá qué procede a continuación para el tratamiento.