La mayoría de las personas tiene dos bandas de tejido en la cavidad bucal llamadas frenillos, que se encuentran en las encías en torno a los dientes. ¿Qué ocurre cuando el tejido afecta las funciones de la boca? La respuesta podría ser un procedimiento conocido como frenotomía.
¿Qué es el frenillo?
Hay dos principales tipos de frenillos: el frenillo lingual y el labial.
El frenillo lingual está ubicado entre la base de la lengua y la parte inferior de la boca. Puede ser de todos los tamaños, pero si el frenillo restringe el movimiento de la lengua (una condición conocida como anquiloglosia o lengua atada), se puede realizar un procedimiento quirúrgico llamado frenotomía. Lo puede realizar un dentista general, un cirujano bucal u otro especialista. El objetivo del procedimiento es liberar la lengua para permitir el habla, la deglución y el movimiento correcto.
En el arco superior, se conoce como frenillo labial al tejido que conecta la encía con el labio. Si es demasiado ancho o largo, puede conectarse a través del tejido de las encías entre los dientes con la parte frontal del paladar. Cuando esto ocurre, puede generar un hueco entre los dos dientes frontales, que puede requerir un procedimiento quirúrgico por parte de un dentista general, un cirujano bucal u otro especialista. Si el objetivo de la consulta de ortodoncia es cerrar el espacio entre los dos dientes frontales, es buena idea que hable con su ortodoncista acerca de la mejor fecha para programar la cirugía.
¿Qué es una frenotomía?
Según las preferencias de su médico y de las limitaciones del procedimiento, se reduce el tamaño del frenillo con un bisturí (una cuchilla) o un láser diseñado para cortar tejidos blandos, según la Revista de Investigación Clínica y Diagnóstica. En algunas ocasiones, el cirujano a cargo del procedimiento podrá usar una combinación de ambos instrumentos para dar forma y cortar el tejido con precisión, con el fin de darle el mejor resultado.
¿Qué ocurre después de una frenotomía?
En muchos casos hay poco el dolor e inflamación después de la cirugía y los labios y la lengua del paciente funcionan con normalidad. Muchos pacientes apenas notan los efectos de la cirugía.
Algunos comparan el procedimiento con quemarse la boca con comida demasiado caliente. Enjuagarse la boca con un enjuague bucal que combata la mayor parte de los gérmenes puede proteger el área expuesta por la cirugía y acelerar el proceso de curación.
Después de algunas consultas de seguimiento después de la cirugía, los pacientes pueden regresar a sus visitas regulares al dentista y al higienista dental como parte de su programa de mantenimiento preventivo.
Las reducciones de tamaño o longitud del frenillo son procedimientos simples, y se pueden realizar a cualquier edad para mejorar la salud bucal y darle una vida llena de sonrisas.