Probablemente sepa por qué es importante que se lave los dientes, pero es posible que el concepto de las cavidades o de la enfermedad periodontal resulte incomprensible para el niño. Esta suele ser la razón por la que no entiende que no lavarse los dientes es un problema muy grande. Sin embargo, los niños pueden negarse a lavarse los dientes por varias otras razones, desde un intento de reafirmación personal hasta sensibilidad causada por el cepillo de dientes.
Tener un hijo que no se lava los dientes podría no parecer motivo de preocupación, puesto que de todas formas los perderá pronto. Pero el deterioro dental es una de las condiciones crónicas más frecuentes en los niños, y afecta aproximadamente al 20 por ciento de los niños de 5 a 11 años de edad, según los Centros para Prevención y Control de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC). Además, no cepillarse los dientes ahora podría ocasionarle malestar a su hijo, como también problemas al comer y al hablar, que durarán hasta bien iniciada la erupción de los dientes adultos. Por si fuera poco, esto crea el patrón de no cepillarse los dientes en el futuro, lo que puede conducir a problemas de salud en general.
Si su hijo no se quiere lavar los dientes, hay algunas formas en que puede forjar este saludable hábito.
1. Dar recompensas
Darle una recompensa a su hijo a cambio de que se lave los dientes debería ser un recurso frecuente en el arsenal de un padre, pero la recompensa que funciona mejor depende de la edad y de los intereses de su hijo. Alguien de menos de ocho años, por ejemplo, podría recibir con alegría un cuento de buenas noches antes de apagar la luz... pero solo después de que se cepille los dientes.
Para un niño más grande, una buena recompensa podría ser darle permiso para que vea un episodio de su serie favorita entre el cepillado e irse a dormir. Si su hijo protesta mucho al lavarse los dientes, recuérdele que el tiempo que pase quejándose le será restado de su tiempo adicional de juego. Tenga en mente, sin embargo, que la actividad física puede dificultar quedarse dormido, así que asegúrese de mantener este incentivo al mínimo.
2. Conviértalo en un juego
Convertir el cepillado de dientes en un juego es parecido a darle recompensas a su hijo. Ponga una canción animada durante dos minutos (el tiempo apropiado para el lavado dental) mientras su hijo se cepilla los dientes y disfrute de una breve fiesta de baile. Otra opción es crear una tabla con estrellitas, y agregar una estrellita o estampilla cada vez que su hijo se lave los dientes sin que haya que pedírselo, tanto en la mañana como en la noche. Después de cinco estrellitas, su hijo calificará para un premio. Si llega a 10, ofrézcale algo un poco mejor. Dos o más niños podrían transformar su sistema de estrellitas en una competencia amigable: por ejemplo, el primero que obtenga 5 o 10 estrellitas, obtiene el mejor premio. Si empatan, puede darles lo mismo. ¡Solo asegúrese de que la recompensa no contrarreste todo el esfuerzo que hicieron para limpiarse los dientes!
3. Que su hijo decida
Dejar que su hijo decida si quiere lavarse los dientes o no es una mala idea, porque en esta etapa es posible que decidan no hacerlo. Para animarlo a apegarse a la rutina, sin embargo, puede darle a elegir en cuanto a los productos que usa. Vaya con su hijo al área de cuidado bucal para escoger un cepillo dental y una crema dental que le gusten. Puede que se sorprenda al encontrar productos con los personajes de sus caricaturas preferidas.
4. Revise si hay sensibilidad
Puede que no querer lavarse los dientes tenga poco que ver con la asertividad y mucho con problemas sensoriales. Algunos niños son más sensibles al tacto que otros, lo que hace que cepillarse los dientes sea especialmente desagradable. Es posible que los niños con autismo o trastornos de la atención tengan sensibilidades que afectan sobre todo el cuidado bucal, de acuerdo con la Asociación Dental para Cuidados Especiales. Si cree que la resistencia de su hijo a lavarse los dientes podría estar relacionada con una boca sensible, hay algunas opciones para remediarlo.
Igual que la mayoría de las etapas difíciles de la vida de su hijo, esta terminará pronto. Encontrar una forma de solucionar el problema junto con su hijo ayudará a que todos se mantengan saludables y tranquilos hasta que se vuelva una parte fácil de la rutina diaria.