7 hábitos que pueden contribuir a la formación de cálculo dental
La formación del cálculo dental puede estar influenciada por diversos hábitos diarios que, muchas veces, pasan desapercibidos. A continuación, le mostramos siete hábitos que pueden contribuir a ese problema dental habitual.
La formación del cálculo dental está relacionada a la falta de higiene de los dientes. Eso incluye la ausencia de cepillado o de uso del hilo dental después de cada comida.
Cuando la limpieza de los dientes no se realiza correctamente, los restos de alimentos se acumulan entre los dientes y las encías, contribuyendo con la formación de la placa dental y el sarro.
Por eso, es fundamental cepillarse los dientes al menos dos veces al día o de acuerdo con las instrucciones de su dentista.
El hilo dental llega a áreas de la boca que el cepillo de dientes no alcanza. Por eso, lo ideal es usarlo todos los días después de cada comida, para que los restos de alimentos no se acumulen entre los dientes.
Algunas alteraciones de la saliva, como la escasez o las modificaciones del pH, favorecen la aparición del cálculo dental. De hecho, puede aparecer en cualquier persona, independientemente de su edad.
Beba mucha agua a lo largo del día. Además de ayudar a hidratar su cuerpo, contribuye a producir saliva y a reducir los restos de comida que se acumulan entre los dientes.
La saliva contiene sustancias protectoras que ayudan a mantener los dientes limpios y el pH de la boca equilibrado. Cuando se respira por la boca, la producción de saliva disminuye. Esto tiene un efecto negativo, ya que ayuda a neutralizar los ácidos y a eliminar los restos de comida de la boca.
Cuando se respira por la boca con frecuencia, especialmente por la noche o debido a problemas respiratorios como la congestión nasal, la boca tiende a secarse.
La limpieza dental incluye cuidados diarios, como cepillarse los dientes y usar hilo dental, y visitas regulares al dentista. Cuando visita al dentista, puede someterse a una limpieza profesional, que elimina adecuadamente todos los restos de alimentos y la placa de la boca.
La acumulación de estos restos y de la placa favorece el desarrollo de cálculos dentales, ya que suelen estar presentes en lugares de difícil acceso, como los espacios entre los dientes y la línea de las encías.
Al igual que respirar por la boca, el tabaco reduce el flujo de saliva, poniendo en peligro la capacidad natural de los dientes para limpiarse. Además, las sustancias químicas que contiene facilitan la adhesión de la placa a los dientes, que se calcifica y produce sarro.
Fumar también aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades de las encías, dejando esta zona más expuesta a inflamaciones que pueden agravar la formación de sarro dental.