Debido a que los mesiodens aparecen o brotan junto con la dentición permanente, es indispensable diagnosticar esta afección a tiempo para asegurar la formación saludable de dientes y mandíbula. Se pueden detectar con radiografías, tanto frontales como panorámicas. Las revisiones dentales regulares deben empezar a hacerse desde el primer año de vida o cuando brote el primer diente de su hijo, después de lo cual deben hacerse cada seis meses. A los 5 años, las radiografías por lo general permiten diagnosticar afecciones que no son clínicamente visibles. La JCDR recomienda hacer evaluaciones clínicas y radiográficas cuidadosas para tratar esta condición lo antes posible. Cuando no se detecta, puede afectar la dentición permanente, retrasando o desplazando la erupción de los dientes permanentes, obstaculizando los tratamientos de ortodoncia y dañando las raíces de los dientes permanentes de junto.
Una vez descubierta la afección, el mejor tratamiento es la extracción del diente adicional. De acuerdo con un estudio de la Revista de la Asociación Médica China, las intervenciones antes de los 5 años reducen las complicaciones quirúrgicas y la desalineación de los dientes permanentes, disminuyendo así la necesidad de tratamientos de ortodoncia. Antes de los 5 años, la raíz del mesiodens todavía no está completamente desarrollada, lo que vuelve la extracción y la recuperación más exitosas. Su hijo será derivado a un cirujano bucal que pueda realizar el procedimiento con anestesia general y con métodos radiológicos avanzados para asegurar el mejor resultado.