No es raro que la gente piense que un tratamiento de conducto es sinónimo de dolor. Pero eso es solo uno de los tantos mitos sobre los tratamientos de conducto. No es frecuente experimentar un dolor intenso después de un tratamiento de conducto. Sin embargo, si no te sentís en excelentes condiciones justo después de un tratamiento de conducto, no hay necesidad de preocuparse. Es común experimentar un poco de malestar después del procedimiento.
Es importante recordar que el objetivo del tratamiento de conducto no es causar dolor, sino aliviar el dolor causado por la caries y la infección. Si sentís un dolor intenso después del procedimiento, podría ser un indicio de que algo ha salido mal con el diente o el tratamiento. Consultalo con tu odontólogo o endodoncista, un profesional especializado en la realización de tratamientos de conducto, para que puedan descartar una complicación o brindarte la atención necesaria para ayudarte en tu recuperación.