Una higiene bucal inadecuada, los cambios hormonales, la diabetes y otras enfermedades pueden aumentar el riesgo de enfermedad de las encías y provocar su recesión. Aunque muchas personas que tienen encías retraídas las desarrollan debido a la enfermedad periodontal, la recesión también puede producirse por antecedentes familiares o a los genes. Por ejemplo, ¿sabías que algunas personas tienen por naturaleza un tejido gingival más débil que otras? El Colegio de Odontólogos de Entre Ríos informa otro factor de riesgo importante. Afirman que los fumadores tienen el doble de probabilidades de desarrollar enfermedad de las encías que las personas que no fuman. La mayoría de los productos de tabaco pueden aumentar el riesgo en este sentido. Así que la recesión de las encías es otra razón para dejar este hábito.
Entre otros factores de riesgo de la recesión de las encías, se encuentran el cepillado agresivo o inadecuado, la fuerza extrema ejercida sobre los dientes al rechinarlos o apretarlos y la presión inusual provocada por los dientes desalineados. Además, tené en cuenta que los piercings en la lengua y los labios pueden rozar e irritar las encías, desgastando el tejido.
Los injertos gingivales sirven para detener el proceso de recesión de las encías y la pérdida de hueso. También pueden reducir la sensibilidad dental, proteger las raíces de la caries y proporcionar una línea de encía más uniforme. Una vez que el tejido de las encías ha retrocedido, la mayoría de las personas notan la diferencia de color entre las raíces y el esmalte dental. Las superficies radiculares también son más blandas que el esmalte, por lo que cuando no están protegidas por el tejido gingival, corren el riesgo de sufrir caries radicular. A menos que se realice un injerto gingival, la recesión puede empeorar, con la posibilidad de perder el diente. Veamos qué podés esperar de un injerto gingival y los consejos para que el postoperatorio sea lo menos doloroso posible.
Normalmente, será un periodoncista quien realice el injerto gingival. Se trata de un odontólogo que trata las afecciones de las encías y el hueso que las sostiene.
Según el caso, el odontólogo realizará uno de los siguientes tres injertos:
Dependiendo de tu situación, podés necesitar un procedimiento alternativo al injerto gingival o de otro tipo junto a este. Entre ellos se incluyen la regeneración, el raspado y el alisado radicular, y el contorneado de encías.
Ya sea que necesites un injerto para uno o varios dientes, tu odontólogo evitará que sientas dolor durante el procedimiento al adormecer las zonas quirúrgicas con anestesia local. Una vez finalizada la intervención, colocará un apósito sobre la zona del injerto para protegerla durante el período de cicatrización. Sin embargo, una vez en casa y pasado el efecto de la anestesia, vas a sentir algunas molestias e hinchazón durante unos días. Pero no te preocupés, tu odontólogo va a recetarte analgésicos para cualquier dolor que puedas tener después del injerto gingival y posiblemente un antibiótico para prevenir infecciones.
Para reducir al mínimo el dolor de la cirugía de injerto gingival y evitar complicaciones innecesarias, te recomendamos seguir las siguientes instrucciones posquirúrgicas.
Otro dato que te ayudará a tranquilizarte es que el proceso de recuperación tras un injerto gingival suele ser corto. Es normal sentir algo de dolor en la zona operada durante un día posteriormente. Pero lo más probable es que te sientas lo suficientemente bien como para retomar las actividades habituales a los pocos días de la intervención. Aun así, tenés que prestar mucha atención a lo que comés. Los alimentos blandos, como el puré de verduras y papillas, suelen ser la mejor opción. Para no irritar ni inflamar el injerto en proceso de cicatrización y mantener la boca limpia, es posible que tu odontólogo o periodoncista te recete un enjuague bucal especial. Este enjuague te ayudará a eliminar las bacterias mientras esperás para reanudar tu régimen habitual de cepillado y uso del hilo dental (también conocido como limpieza interdental).
Tu odontólogo puede ser el primero en notar un área de recesión gingival al examinar tus dientes. Es una razón más para ser cuidadoso a la hora de programar los turnos regulares de revisión y limpieza. Si rechinás los dientes por la noche, preguntale a tu odontólogo si puede indicarte un protector bucal que te ayude a abandonar el hábito y consultale sobre las opciones para corregir tu sonrisa en caso de tener algún diente desalineado. Por último, si prestás atención a los primeros signos de la enfermedad de las encías, podrás detectar las infecciones antes de que requerir atención profesional. Los primeros síntomas son encías inflamadas que sangran con facilidad y mal aliento persistente.
Prevenir la recesión de las encías es mucho más fácil y menos costoso que tratarla. Por lo tanto, si no seguiste una buena rutina de cuidado oral en casa o faltaste a un turno reciente con el odontólogo, ¡es hora de ponerse en marcha! Llamá a tu odontólogo a la primera señal de un problema periodontal. Si recibís un diagnóstico de recesión de encías y le tenés miedo al dolor del injerto de encías, no te sientas mal. Hablá con tu odontólogo sobre cómo controlarán tu dolor durante y después de la cirugía. Tener un plan y confianza en que tendrás una sonrisa más sana y atractiva después de la cirugía te ayudarán a que este procedimiento transcurra sin problemas.
La finalidad de este artículo es fomentar la comprensión y el conocimiento de temas generales de salud oral. Su propósito no es sustituir la opinión, el diagnóstico o el tratamiento profesionales. Solicita siempre la opinión experta de tu dentista u otro proveedor de salud calificado y consúltales cualquier pregunta que tengas en relación con alguna enfermedad o tratamiento médico.
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