Enfermarse es una experiencia engorrosa. ¿Quién tiene tiempo para estar enfermo o incluso postrado en cama con una agenda apretada? Cuando te agarrás un resfriado o una gripe, generalmente se considera una infección respiratoria. A menudo por culpa de un virus, puede durar 7-10 días y manifestar sus síntomas a partir de entre 1-3 días desde la exposición a las bacterias.
La prevención comienza en la boca
La mayoría de los problemas pulmonares pueden evitarse con una simple mejora en la rutina de cuidado habitual, especialmente bucal. Por ejemplo, intentá tener pañuelos a mano al toser o estornudar, y lavate las manos (o usá desinfectante de manos) después de sonarte la nariz. Evitá tocarte la nariz y la boca durante estos episodios, y procurá no tener un contacto cercano con otras personas durante los primeros días.
Además, usá vasos desechables y toallas de papel en los baños. No compartas alimentos, bebidas o utensilios con otras personas, especialmente niños, y comé frutas con alto contenido de vitamina C. Tomá también mucho líquido, como agua y té. Las enfermedades respiratorias pueden mermar la hidratación, y los líquidos que mantienen la boca húmeda impiden que las bacterias causen una nueva infección en los dientes y las encías.
Y por supuesto, descansa lo suficiente.
Síntomas de infección respiratoria
Las infecciones respiratorias suelen manifestarse con multitud de síntomas. Entre ellos, destacan:
- Cefalea
- Dolor de garganta
- Congestión nasal
- Cabeza embotada
- Estornudos
- Tos
- Lagrimeo
Cómo se transmite
A menudo, las infecciones respiratorias son contagiosas y pueden propagarse por la inhalación de las gotitas respiratorias que se difunden al toser o estornudar. La transmisión también puede ocurrir al tocarse la nariz o la boca, o al tocar cualquier otro objeto expuesto a los gérmenes. El virus incluso puede transmitirse simplemente hablando con alguien. No obstante, el virus se propaga con mayor frecuencia a través del contacto directo mano con mano, por lo que el lavado de manos frecuente es obligado. Esto es fundamental para evitar propagar o contraer una infección respiratoria.
A qué (y a quién) afecta
El tracto respiratorio superior incluye los senos, las fosas nasales, la faringe y la laringe. Por consiguiente, una infección respiratoria se encuentra bajo el manto de muchas otras dolencias, como el resfriado, la gripe, la sinusitis, la faringitis o la laringitis. Según fuentes médicas, la gripe estacional cada año afecta al 15% de la población adulta y hasta el 40% de la población infantil de Argentina. Los niños son, con diferencia, los que más resfriados contraen, de dos a seis al año. A los adultos les va un poco mejor, ya que se limitan a entre uno y tres resfriados anuales.
Cuidado bucal como tratamiento
Podés encontrar un gran alivio en el reposo, la ingestión de líquidos o la medicación de venta libre para el resfriado, lo cual también puede ayudar a aliviar el efecto del virus en la salud bucal. En algunos casos, pueden desarrollarse complicaciones bacterianas que precisan antibióticos de prescripción médica. Planteate tomar productos como acetaminofeno, pastillas para la garganta, aerosoles nasales o antihistamínicos para mejorar los síntomas a corto plazo. Sin embargo, el uso de un humidificador mantiene el aire húmedo y ayuda a controlar la congestión nasal y la sequedad bucal. Además, asegurate de seguir una dieta nutritiva. La salud bucal está íntimamente ligada con el bienestar general, y con productos como la crema dental Colgate Total® 12, podés mantener los dientes libres de los gérmenes que más adelante podrían infectar los pulmones. Recordá también cambiar siempre el cepillo de dientes por uno nuevo después de una enfermedad.
Combinados, todos estos factores pueden ayudarte a mantener un estado saludable y reducir al máximo los incómodos episodios de infección respiratoria.