Historia de las coronas de oro
La fabricación de aparatos y accesorios dentales es una práctica que data de hace muchos años. Las decoraciones u ornamentos de dientes de oro se remontan a hace 4,000 años en el sudeste asiático, según el artículo académico titulado Gold Work, Filing and Blackened Teeth: Dental Modifications in Luzon. Las modificaciones dentales, ya sea con oro, ennegreciéndolos o limándolos, eran una forma de embellecerse y demostrar estatus. En Luzon, una isla de las Filipinas, los primeros vestigios de dientes de oro se remontan a los siglos XIV y XV.
Las aplicaciones dentales de oro han sido usadas como símbolo de estatus en muchos momentos, por lo que no es de extrañar que su historia sea tan larga. En el ámbito de la arqueología también se han encontrado aplicaciones dentales de oro en restos de la población etrusca de Italia que datan del 630 a.n.e., que se interpretaron como algunas de las primeras formas de puentes y dientes de sustitución.
Tanto si usted ya tiene una corona como si nunca ha necesitado una intervención dental importante, mantener saludables sus dientes y sus encías siempre debe ser una prioridad. Esto incluye las revisiones odontológicas periódicas. Éstas son una excelente fuente de información, ya que en ellas pueden brindarle explicaciones acerca de las técnicas adecuadas de cepillado e identificar cualquier caries incipiente. ¡El resto depende de usted! Sea diligente con su rutina diaria de cuidado bucal. Cepíllese los dientes dos veces al día, limpie los espacios entre sus dientes una vez al día con hilo dental, un utensilio de limpieza interdental o un irrigador dental, y complemente su rutina de higiene con un enjuague bucal. A veces, aún así suceden cosas, ¡y acaba siendo imprescindible recurrir a una corona! Hablar con su profesional de la salud dental sobre las opciones de coronas dentales disponibles y por qué una corona de oro podría ser ideal para usted debería ayudar a tranquilizarle.