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Amígdalas y adenoides: ¿cuál es la diferencia?

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Al oír las palabras sistema inmunitario lo primero que te viene a la mente es combatir un molesto resfriado. También habrás oído hablar de los consejos estándar: tomar muchos líquidos, dormir y no olvidar la vitamina C. Pero, ¿sabés realmente cómo funciona tu sistema inmunológico? En términos de cuidado bucal, tanto las amígdalas como las adenoides son primordiales para conservar tu salud.

Amígdalas y adenoides: ubicación y función

Como indica el Dr. Héctor Ruiz de la Clínica de Garganta, Nariz y Oído, las amígdalas, que aparecen como dos bultos redondos (o nódulos linfáticos), están ubicadas en la parte posterior de la garganta. Las adenoides son unas glándulas que se encuentran en la parte alta de la garganta detrás de la nariz y el paladar blando (el cielo de la boca). No son visibles a simple vista por la boca ni la nariz. Las amígdalas y las adenoides son como los ganglios linfáticos que se encuentran en el cuello, las axilas y las ingles.

 

Las bacterias se introducen en el organismo desde la boca y la nariz, donde se encuentran con las amígdalas y las adenoides, la primera línea de defensa del sistema inmunitario. Como ambas combaten la infección, ambas pueden infectarse e inflamarse.

Amigdalitis

La Fundación Arauz define la amigdalitis como una inflamación de las amígdalas causada normalmente por un virus, aunque también puede tener un origen bacteriano. Puede afectar a niños desde la edad preescolar hasta mediados de la adolescencia. La amigdalitis es inusual en adultos, ya que su función en el sistema inmunitario disminuye después de la pubertad. Los síntomas son numerosos e incluyen enrojecimiento e hinchazón, manchas blancas o amarillas en las amígdalas, fiebre, dolor de garganta, dificultad para tragar y ganglios linfáticos inflamados o sensibles en el cuello.

Amigdalectomía

Si la inflamación de las amígdalas te genera dificultades para respirar mientras dormís o infecciones crónicas de la garganta, lo indicado sería someterse a una amigdalectomía, según explica la Revista de la Federación Argentina de Sociedades de Otorrinolaringología (FASO). La intervención, realizada con anestesia general, suele tardar de 20 a 30 minutos. El dolor y la inflamación durante la recuperación pueden tardar hasta dos semanas en desaparecer.

 

Adenoides agrandados

Como las adenoides atrapan los gérmenes que entran en el organismo, a veces se inflaman mientras luchan contra una infección, informa la Fundación Arauz. La hinchazón puede aliviarse por sí sola, pero en ocasiones las adenoides se pueden infectar. Un médico puede recomendarte una solución quirúrgica en caso de infección crónica.

Las adenoides son las grandes protagonistas del combate contra las infecciones en bebés y niños pequeños. A medida que crecen, sus cuerpos desarrollan otros métodos para combatir los gérmenes, y la preponderancia de las adenoides decrece. Las adenoides pueden empezar a reducirse a partir de los 5 años. Con la adolescencia, prácticamente desaparecen.

Los niños con adenoides agrandadas deben ser vistos por un médico. Algunos de sus síntomas son la dificultad para respirar por la nariz o el hecho de respirar constantemente por la boca, los ronquidos, las infecciones del oído medio o líquido en los oídos en niños de edad escolar, o las sinusitis frecuentes. No siempre sucede a la vez, pero puede darse el caso de que las amígdalas y las adenoides se agranden al mismo tiempo.

Adenoidectomía

La Fundación Arauz señala que la extirpación de las glándulas adenoides se conoce como adenoidectomía. Un médico puede recomendar una adenoidectomía para tu hijo si las adenoides agrandadas le provocan problemas respiratorios a causa de un bloqueo parcial de las vías respiratorias. Dolencias como la apnea del sueño y las infecciones crónicas del oído pueden derivarse de estas afecciones respiratorias, entre ellas las amígdalas agrandadas.

Un médico del oído, la nariz y la garganta (otorrinolaringólogo) puede realizar el procedimiento de forma ambulatoria, aunque igualmente se necesitará anestesia general. Dolor temporal en la garganta, mal aliento y dolor de oído son efectos secundarios de esta cirugía.

Siempre que tengás dudas sobre tu salud bucal o la de tu hijo, programá una consulta con tu odontólogo. Los problemas relacionados con las amígdalas y las adenoides pueden requerir una visita a un especialista en otorrinolaringología.

La finalidad de este artículo es fomentar la comprensión y el conocimiento de temas generales de salud oral. Su propósito no es sustituir la opinión, el diagnóstico o el tratamiento profesionales. Solicita siempre la opinión experta de tu dentista u otro proveedor de salud calificado y consúltales cualquier pregunta que tengas en relación con alguna enfermedad o tratamiento médico.