La lengua puede parecer pequeña e inofensiva, pero cumple una función esencial en la vida cotidiana. Además del habla y el gusto, suele ser uno de los indicadores primordiales del estado general de salud. La lengua también resulta especialmente molesta cuando no está en condiciones óptimas, y las llagas o ampollas de la lengua pueden incomodar más de lo que podría parecer.
Aftas
Estas ampollas son uno de los problemas bucales más comunes que la mayoría habrá sufrido en algún momento de su vida. Por lo general, son pequeñas (de menos de un centímetro de diámetro) y se forman en la cara interior de las mejillas, debajo de la lengua o en las encías, y también en la misma lengua. Las llagas pueden ser blanquecinas o amarillentas en el centro con un borde rojo, como describe la Revista de la FASO, o iniciarse como protuberancias o manchas rojas dolorosas que se convierten en úlceras abiertas y se acaban uniendo.
Las aftas suelen ir acompañadas de una sensación de molestia general. Y aunque el dolor acostumbra a desaparecer por sí solo al cabo de entre 7 y 10 días, las úlceras pueden tardar en sanar 3 semanas o más. Las aftas pueden ser una consecuencia del estrés emocional, los cambios hormonales, la deficiencia del sistema inmunológico o la enfermedad celíaca. Sin embargo, si las llagas bucales se infectan, pueden derivar en problemas adicionales como ganglios linfáticos inflamados, por lo que es conveniente tratar las úlceras bucales lo antes posible para evitar las complicaciones de una infección. Consultá a tu médico si observás alguno de estos síntomas al mismo tiempo:
- Dolor en las articulaciones
- Fiebre
- Sarpullido
- Diarrea
Mantené una buena higiene bucal mediante el cepillado diario y el uso de hilo dental, y usá un enjuague bucal antibacteriano como el enjuague Colgate Total 12.
Candidiasis
También denominada muguet, la candidiasis es una proliferación excesiva del hongo Candida, que crece naturalmente en la boca. Se desarrolla cuando las bacterias que protegen los tejidos bucales se ven acechadas por algún peligro, ya sea por uso de antibióticos, por boca seca a causa de medicamentos o por ortodoncia que no encaja bien. Los síntomas de la candidiasis oral pueden ser:
- Mal aliento o pérdida del sentido del gusto
- Lesiones de hongos de apariencia blanca cremosa
- Ampollas en la lengua o lesiones de tejido rojo e inflamado, a menudo ocultado por los hongos.
- Zonas de piel roja y agrietada en las comisuras de la boca.
La observación científica constata que la candidiasis desaparece generalmente entre 7 y 10 días con un tratamiento constante. Sin embargo, si se prolonga más tiempo o se repite con frecuencia, el profesional médico puede recomendar pruebas para detectar otras afecciones como diabetes, VIH o cáncer.
Los médicos suelen prescribir tratamientos antifúngicos para la candidiasis, en forma de grageas o enjuagues bcales para casos leves o mediante una rutina de tabletas para afecciones más severas. Con el tiempo, se sabe que los pacientes desarrollan inmunidad frente a estos tratamientos, lo que explica la cautela de los profesionales a la hora de recomendarlos para todos los casos de presencia del hongo. Mantené una buena higiene bucal diaria, limitá el uso de antibióticos a lo absolutamente necesario y asegurate de mantener la boca bien hidratada. Muchos productos de prescripción médica contienen pequeñas dosis de fluoruro de sodio para ayudar a reducir el riesgo de estas dolencias asociadas a la boca seca.
Lesiones
Las lesiones en la lengua también pueden producir llagas parecidas a las ampollas de la lengua. Por ejemplo, acciones como comer alimentos crocantes como papas fritas, chupar caramelos duros, morderse la lengua o tomar una bebida demasiado caliente pueden traducirse en ampollas, cortes y quemaduras bucales. Esto puede derivar en dolorosas úlceras que tardan en desaparecer, aunque, salvo que se infecten, generalmente no son motivo de preocupación.
Si tenés la lengua sensible y propensa a lesiones, evitá los alimentos con tendencia a producir daños. Practicá una higiene bucal diaria y usá agua tibia con sal o un enjuague bucal para facilitar el proceso de curación y proteger el equilibrio bacteriano natural de tu boca.