Tus hijos tienen un nombre. Tu perro tiene un nombre. Incluso tu barco tiene un nombre. Y todos tienen un papel en tu vida, al igual que los diversos antibióticos usados de forma habitual en odontología. A veces se usan antes del tratamiento. Y a veces después. Pero cuando se recetan, es con la finalidad específica de destruir una infección bacteriana y favorecer la recuperación de la salud bucal.
Nombres de antibióticos y su uso en odontología
¿Qué antibióticos se emplean en odontología?
Existe una gran variedad de antibióticos que los odontólogos prescriben regularmente para el tratamiento de los pacientes. Los más frecuentes incluyen los siguientes:
- Amoxicilina
- Azitromicina
- Cefalexina
- Clindamicina
- Penicilina
El más común tal vez sea la penicilina o la amoxicilina. Es normal que los pacientes necesiten algo más fuerte o que sean alérgicos a estas dos sustancias. En ese caso, se puede prescribir cefalexina o clindamicina. La azitromicina es útil cuando una infección de los senos nasales provoca dolor de dientes. En el caso de una infección grave o localizada en una sola ubicación, se puede aplicar una combinación de antibióticos.
¿Cuándo son necesarios los antibióticos?
La boca está llena de bacterias: algunas buenas y otras malas. Cuando las bacterias dañinas se propagan y se convierten en infecciones, hacen falta antibióticos para detener su proliferación. Según la Academia Americana de Odontología Pediátrica, a veces un odontólogo prescribe antibióticos profilácticos antes del tratamiento para evitar que las bacterias bucales den lugar a infecciones. La existencia de las condiciones siguientes puede hacer conveniente una intervención profiláctica:
- Problemas cardíacos
- Sistema inmunológico debilitado
- Catéter
- Derivación arterial
- Articulación protésica
Cuando hay una infección que puede dificultar el proceso de curación, se recetan antibióticos después del tratamiento.
¿Cuáles son las dosis y los efectos secundarios de los antibióticos comunes?
Hay algunas variables en lo que respecta a la dosis de los antibióticos. Por ejemplo:
- Tipo de infección
- Gravedad de la infección
- Potencia del antibiótico
- Frecuencia de la dosis
- Dosificación idónea
Los efectos secundarios no son reacciones normales, pero tampoco infrecuentes. Por ejemplo:
- Náuseas
- Vértigo
- Vómitos
- Reacción alérgica (informá siempre a tu odontólogo de todas las alergias a medicamentos conocidas)
¿Cuáles son las opciones de cuidado en casa?
El cepillado y el uso de hilo dental ayudan a combatir la acumulación de bacterias que pueden provocar infecciones. En cambio, un enjuague bucal antibacteriano puede ayudar a eliminar las infecciones bacterianas antes de la intervención.
El mejor nombre en que confiar cuando se trata de antibióticos bucales es el nombre de tu odontólogo. Este profesional te explicará por qué un antibiótico es mejor que otro, cuándo tomarlo y en qué dosis. Y eso sí que es un motivo para sonreír.
La finalidad de este artículo es fomentar la comprensión y el conocimiento de temas generales de salud oral. Su propósito no es sustituir la opinión, el diagnóstico o el tratamiento profesionales. Solicita siempre la opinión experta de tu dentista u otro proveedor de salud Calificado y Dile siempre cualquier pregunta que tengas en relación con alguna enfermedad o tratamiento médico.