Muchas personas creen que los dientes están sujetos a la boca con el hueso y el tejido de las encías. La verdad es que hay una unión de tejido blando entre el hueso y el diente llamado ligamento periodontal (LPD). El LPD está constituido por varios tipos de colágeno y un componente neurovascular. Es extremadamente angosto, pero muy complejo. Se encuentra insertado en el hueso que rodea al diente, así como en la capa externa de la superficie de las raíces, llamada cemento dental, según explica la Escuela de Medicina Dental de la Universidad de Pittsburgh. Aunque se llama ligamento, no es como los que rodean las articulaciones. Este ligamento especial tiene una función muy importante para la salud general de la boca.
¿Cuál es la función del ligamento periodontal (LPD)?
El ligamento no ofrece apoyo al tejido externo de las encías y solamente se encuentra entre la parte de la raíz del diente y el hueso adyacente. Este complejo tejido permite que los dientes funcionen con la fuerza ejercida al masticar y amortigüe el exceso de presión que se produce al apretar y rechinar los dientes. El ligamento también forma parte del movimiento de los dientes y ayuda durante la erupción de los mismos. El desplazamiento ortodóntico de los dientes también es posible gracias a este ligamento. Si los dientes estuviesen directamente conectados al hueso, funcionarían de manera parecida a un implante y no se podrían mover. Debido a que el ligamento periodontal mantiene los dientes en su lugar y no hay ningún punto de contacto directo entre hueso y dientes, en la mayoría de los casos los dientes se pueden extraer con poca remoción de partes pequeñas del hueso de la mandíbula.
El LPD ayuda en el movimiento y para la remodelación del hueso que rodea al diente. Cuando el diente se encuentra unido directamente al hueso, se conoce como anquilosis. Los dientes que se encuentran en esta situación no se pueden mover. Esto puede ser el resultado de la ruptura de una parte del LPD.
El ligamento también le permite al diente adaptarse a las fuerzas ocasionadas por rechinar los dientes (que también se conoce como bruxismo) y otros hábitos. En estos casos, el ligamento crece y permite una mayor movilidad o el aflojamiento del diente. Una vez que el exceso de fuerzas ejercidas sobre el diente disminuyen, el ligamento sanará y permitirá la reducción del movimiento.
El ligamento periodontal y la salud bucal general
La enfermedad de las encías en estado avanzado puede conducir a la destrucción del hueso y, en consecuencia, a la pérdida del ligamento periodontal. Por ello, en los lugares donde hay una pérdida del ligamento, el hueso adyacente ya no se encuentra unido al diente y no puede ofrecer ningún apoyo. El LPD es propenso a la inflamación periodontal y el daño no se puede regenerar fácilmente si hay una pérdida. Incluso al colocar un injerto óseo, si el ligamento periodontal del área no se ha recuperado, es posible que el injerto no funcione.
Es importante que mantenga los dientes y las encías saludables. Cepíllese los dientes dos veces al día, use hilo dental y un enjuague bucal que le ofrezca una protección avanzada para encías más fuertes y saludables.