La boca es un lugar lleno de actividad: hablamos, respiramos, masticamos, bebemos. Aunque los dientes sean los protagonistas de la boca (aceptémoslo: nos damos cuenta fácilmente cuando alguien tiene una sonrisa blanca y brillante o, desafortunadamente, cuando necesitan algún trabajo dental), no nos olvidemos de la lengua. La lengua hace todo el arduo trabajo mal agradecido. De hecho, la función de la lengua es parte de un gran número de maniobras bucales.
1. La lengua y el habla
El habla es el resultado del aire saliendo de los pulmones a través de la boca. La lengua es la responsable de producir diferentes sonidos, dependiendo de cómo está posicionada en la boca. Gracias a que la lengua es tan flexible, puede cambiar de posición con rapidez para generar una secuencia rápida de sonidos. Esto lo hace con tal rapidez que la lengua puede producir más de 90 palabras por minuto.
2. La lengua y el gusto
Las papilas gustativas son las responsables de nuestra habilidad para degustar comida. Hay cinco sensaciones gustativas diferentes: dulce, agrio, salado, amargo y umami, según el Instituto Nacional de la Sordera y otros Trastornos de la Comunicación de los E.U.A. Las papilas gustativas para cada uno de los cinco sabores están distribuidas a lo largo de toda la superficie de la lengua, en lugar de encontrarse en secciones específicas. Todos los sabores se perciben igual de bien en todas partes.
3. La lengua y la masticación
La masticación es el proceso de combinar partículas de comida trituradas con la saliva que aparece naturalmente. La masticación se da al mismo tiempo que la trituración. La trituración es cuando los dientes convierten partículas grandes de comida en partículas más pequeñas. Primero, la lengua posiciona el alimento entre los dientes para la masticación antes de mezclarlo con saliva, según explica PubMed Health.
4. La lengua y la deglución
Después de masticar las partículas de comida, la lengua ayuda a juntarlas en masas conocidas como bolos. Una vez formado el bolo, la lengua lo empuja hacia el esófago, que se encuentra en la parte trasera de la boca, antes de que continúe su camino hasta el estómago para la digestión.
Un buen régimen de cuidado bucal consiste en cepillarse los dientes al menos dos veces al día y usar hilo dental. Eso sí, mientras cuida de sus dientes no se olvide de su lengua. Cepíllese los dientes con un cepillo dental que tenga un limpiador de lengua y mejillas. Estos limpiadores ayudan a eliminar cómodamente las bacterias causantes de los malos olores para un mejor aliento. Además, no olvide programar limpiezas regulares con su dentista. El profesional le puede ayudar a asegurar que su boca esté sana y que sus dientes y su boca funcionen de manera apropiada.