Si alguna vez has tenido una llaga en la boca o alrededor de ella, probablemente hayas pensado: ¿Es una afta o un herpes labial, y cuál es la diferencia? Descubrí tres diferencias relevantes entre una afta y un herpes labial para concluir qué pasos de tratamiento seguir.
1. Apariencia
La primera forma de distinguir una afta de un herpes labial es por la apariencia. Tal como señala este glosario institucional, las aftas aparecen en la boca. Se desarrollan en los tejidos blandos, como en las mejillas, en las encías, y debajo o encima de la lengua. Las aftas adoptan la forma de pequeños círculos blancos o amarillos con un borde rojo, y pueden molestar al comer o beber.
En cambio, los herpes suelen aparecer en el labio o sus alrededores, según explica el Instituto de Otorrinolaringología. Un herpes labial a menudo se presenta en forma de un grupo de ampollas que pueden terminar reventando, con supuración y costras.
2. Causas
Las aftas y los herpes labiales tienen unas causas subyacentes distintas. El Ministerio de Salud explica que la causa exacta de las aftas es desconocida. Los expertos especulan que pueden ser una consecuencia de problemas inmunológicos, traumatismos bucales, bacterias o virus.
Las ampollas o úlceras del resfriado resultan directamente del virus del herpes simplex (VHS-1), según el Instituto de Otorrinolaringología. Este virus permanece latente, hasta que se activa y aparece la ampolla, que va acompañada de una sensación de hormigueo o ardor en la boca. Los factores que pueden desencadenar la recurrencia del herpes labial son:
- Estrés
- Otras infecciones virales
- Fatiga
- Exposición al sol o al viento
- Cambios hormonales
- Fiebre
3. Tratamientos
Tanto las aftas como los herpes labiales suelen curarse por sí mismos. Tanto las aftas como los herpes suelen tener un ciclo de evolución de una semana, aunque los herpes son secundarios a infecciones virales que pueden ser más resistentes y alargarse por más tiempo en función de sus manifestaciones. El herpes labial no suele dejar cicatrices; en cambio, las aftas importantes pueden producir cicatrices.
Si los síntomas duran más de lo deseado, también podés comentar las opciones de tratamiento con un profesional médico o dental. En el caso de las aftas, si son inusualmente grandes, abundantes o dolorosas, tu médico o dentista podrá recomendarte enjuagues bucales, ungüentos tópicos o medicamentos orales.
Dado que los herpes labiales son causados por el VHS-1, se aconseja la prescripción de antivirales para tratarlos. Ante las posibles molestias, el doctor u odontólogo también podrá recetarte un analgésico. Además, se recomienda evitar la exposición excesiva al sol; aplicate un protector solar de pantalla en los labios si tenés que estar al sol.
Otra puntualización importante: a diferencia de las aftas, los herpes labiales son contagiosos, como advierte el Instituto de Otorrinolaringología. Por lo tanto, para evitar la propagación del virus, evita compartir utensilios u otros objetos que estén en contacto con la boca.
La forma más fácil de distinguir entre una afta y un herpes labial es por su localización. Si la llaga está en la boca, con mucha probabilidad sea una afta. Si está fuera de la boca, probablemente sea un herpes labial. Si dudás, no te preocupés. Consultá al médico o dentista para que determine su verdadera naturaleza y disponga el mejor tratamiento.