El mal aliento puede ser un indicador de que algo sucede en la boca. Quizá sea tan simple como haber comido unas porciones de pizza de pepperoni y cebolla. O quizá sus hábitos de cuidado bucal podrían ser más constantes. Ambas cosas son fáciles de solucionar. Pero, ¿y si su mal aliento tiene su origen en algo más complicado? Si su aliento huele a amoníaco o tiene sabor a amoníaco en la boca, puede ser señal de un problema en los riñones. Esto es lo que debe saber sobre el funcionamiento de los riñones y lo que podría indicar tener aliento a amoníaco.
Aliento a amoníaco y problemas de salud relacionados
Published date field
Published date field
Published date field
El funcionamiento de los riñones
Para entender cómo se relaciona la salud renal con su salud bucal, lo mejor es empezar con una simple lección de anatomía. Los seres humanos tienen dos riñones. Los dos tienen el tamaño aproximado de un puño y están situados a ambos lados de la columna vertebral, justo debajo de la caja torácica.
Los riñones son vitales para su salud, ya que eliminan los productos de desecho del organismo. Filtran la sangre y garantizan que el exceso de líquidos salga del organismo a través de la orina. También desempeñan otras funciones, como controlar la producción de glóbulos rojos, liberar hormonas para regular la presión arterial y ayudar al organismo a mantener unos huesos sanos mediante la producción de vitamina D.
Enfermedad renal y salud bucal
Uno de los productos eliminados de la sangre por los riñones es la urea. Cuando los riñones no consiguen eliminar toda la urea, ésta se descompone en amoníaco. De ahí que las personas con problemas renales tengan a menudo un aliento que huele a productos químicos o aliento a amoniaco. Además, el organismo es incapaz de absorber el calcio correctamente como consecuencia de la enfermedad renal. La falta de calcio puede provocar la pérdida de masa ósea, lo que afecta a los maxilares y al hueso que rodea los dientes.
Causas y tratamientos del aliento a amoníaco
A menudo, la enfermedad renal se debe a otras causas, como alguna otra enfermedad. Algunas de las causas comunes de la enfermedad renal son:
Hipertensión arterial
Diabetes
Enfermedades autoinmunitarias como el lupus
Lesión de uno de los riñones
Determinados medicamentos
El aliento a amoníaco solo desaparecerá cuando trate la afección subyacente. Ante todo, debe buscar la ayuda de un profesional médico. Hasta entonces, hay muchas formas diferentes de enmascarar el mal aliento.
Lleve consigo un cepillo de dientes y pasta dental para cepillarse sobre la marcha.
Manténgase hidratado tomando mucha agua.
Evite alimentos de olor muy fuerte como el ajo o la cebolla.
La forma más sencilla de limpiarse la lengua es con un cepillo de dientes de cerdas suaves o un limpiador lingual.
Deje de fumar y de consumir productos de tabaco.
Consuma goma de mascar sin azúcar.
Controlar su salud en general es la forma más importante de reconocer que algo puede estar funcionando mal. Su cuerpo podría estar dándole pistas. Por lo tanto, cuando programe la revisión anual con su médico de atención primaria, aproveche para incluir visitas periódicas al dentista al menos dos veces al año. Hable con su dentista sobre cómo establecer una rutina de cuidado bucal que incorpore cepillarse como mínimo dos veces al día. Acompáñelo de un uso regular del hilo dental o de una limpieza interdental para eliminar las partículas de comida de los lugares a donde no llega el cepillo.
El mal aliento puede ser desagradable, pero se puede tratar, incluso si hay un problema más profundo que lo causa. Hable con su médico de atención primaria y con su dentista lo antes posible si nota aliento a amoníaco, y ellos podrán ayudarlo a elaborar un plan de tratamiento adecuado para usted.
La finalidad de este artículo es fomentar la comprensión y el conocimiento de temas generales de salud oral. Su propósito no es sustituir la opinión, el diagnóstico o el tratamiento profesionales. Solicita siempre la opinión experta de tu dentista u otro proveedor de salud Calificado y Dile siempre cualquier pregunta que tengas en relación con alguna enfermedad o tratamiento médico.
