El paladar hendido es uno de los defectos de nacimiento más comunes en los Estados Unidos. Los Centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC), estiman que cerca de 4440 bebés nacerán con paladar hendido este año. Los futuros padres suelen preocuparse por esta enfermedad y, como es natural se preguntan si el paladar hendido es genético. Son muchos los factores, incluido el historial familiar, que pueden aumentar la probabilidad de que un bebé desarrolle un paladar hendido. Estas son las maneras de evaluar el riesgo de tu hijo.
¿Qué es un paladar hendido?
El paladar hendido es una escisión o separación que ocurre entre la cuarta y la séptima semana del embarazo, cuando los tejidos aún en desarrollo de los labios del bebé no se unen por completo. Se puede abrir una hendidura a un lado de labio, en ambos lados y ocasionalmente en medio. En los casos más severos, la abertura de labios se puede extender hasta la nariz. Algunos bebés con paladar hendido también tienen hendiduras en sus paladares, pero un paladar hendido puede presentarse sin este defecto adicional.
Aunque los labios leporinos siempre se notan en el momento del nacimiento, también pueden detectarse con un ultrasonido durante la gestación. Cuando se diagnostica un paladar hendido, los médicos coordinan de inmediato la atención para el bebé con un equipo médico y profesionales dentales que se especializan en tratar este tipo de defectos de nacimiento. Podrán necesitarse de una a dos cirugías para reparar el paladar hendido del bebé, las cuales suelen hacerse antes del primer cumpleaños del niño.
Causas comunes
Según Salud Infantil, la causa suele ser desconocida, pero un historial familiar de paladar hendido incrementa el riesgo de que el niño lo presente. Cuando un bebé hereda un gen que causa el paladar hendido ya sea de su madre o de su padre, este componente genético —aunado a un desencadenante ambiental— puede interferir con la formación adecuada de los labios del bebé.
Las mujeres que fuman o beben alcohol durante el embarazo, por ejemplo, pueden tener una mayor probabilidad de dar a luz a un bebé con paladar hendido que las que no lo hacen. Tomar medicamentos anticonvulsivos para tratar la epilepsia durante los primeros tres meses del embarazo también puede incrementar el riesgo. Los medicamentos que se usan para tratar el acné, el cáncer, la artritis y la psoriasis también se asocian con este defecto cuando se toman en los primeros meses del embarazo.
El sexo y la raza también pueden contribuir: la Clínica Mayo afirma que los niños tienen dos veces mayor probabilidad de desarrollar un paladar hendido que las niñas. Y el trastorno es estadísticamente más común en bebés asiáticos y nativos americanos; mientras que hay menor probabilidad de verlos en bebés de descendencia afroamericana. Se cree que la obesidad y la diabetes parentales también pueden incrementar el riesgo de un paladar hendido, al igual que la exposición a químicos o virus durante el desarrollo del bebé en el vientre.
Crecer con un paladar hendido
Los bebés que nacen con labios leporinos se enfrentan a una diversidad de retos. Dependiendo de la gravedad de la fisura, podrían tener dificultades para comer. Afortunadamente, existen biberones con chupones especiales que facilitan el proceso de alimentación. Un niño con paladar hendido también podría tener dificultades para hablar, pero la mayoría de los problemas del habla se resuelven con cirugía o terapia del habla básica.
Es común que los niños con paladar hendido tengan dientes adicionales, dientes faltantes o malformados, y frecuentemente tienen más caries que otros niños. Dado este potencial, así como la necesidad de brackets para alinear los dientes en la etapa adulta, un dentista y un ortodoncista deberán supervisar a estos niños. Los padres deberán asegurarse de que sus hijos se laven los dientes dos veces al día con una crema dental fluorada, y como es habitual, deberán usar el hilo dental una vez al día para ayudar a prevenir que se generen caries entre los dientes adyacentes.
Y entonces, ¿el paladar hendido es genético? Sí, el riesgo de un paladar hendido puede transmitirse a través de tus genes o los de tu pareja, y predisponer a tu hijo. Pero si estás pensando en tener un bebé, asegúrate de hablar con tu médico de tus preocupaciones y cualquier riesgo ambiental que pueda afectar al bebé. Comenzar un embarazo con la información y las precauciones adecuadas evita poner en riesgo a tu bebé, y asegura su desarrollo adecuado y buena salud para toda la vida.