Tal vez el término herpangina no te diga nada, pero lo más probable es que conozcas a alguien que haya sufrido esta afección común. El centro médico Hoogstra explica que esta dolencia, que causa dolorosas úlceras similares a las ampollas de la parte posterior de la garganta, ocurre con más frecuencia en los niños de hasta 10 años.
Síntomas
Esta enfermedad está ocasionada por un virus, y sus síntomas habituales son el dolor de garganta y la negativa a comer o beber, como consecuencia de la presencia de pequeñas ampollas y dolorosas úlceras en la parte posterior de la garganta. También puede ir acompañada de fiebre alta, dolor de cabeza, ganglios linfáticos inflamados, dolor de cuello, vómitos y fátiga en general.
La enfermedad de manos, pies y boca (HFMD) es otra enfermedad infantil parecida a la herpangina. Ambas infecciones están ocasionadas por enterovirus y pueden cursar con fiebre y pérdida de apetito. En el caso de HFMD, las llagas por lo general están más cerca de la parte delantera de la boca, mientras que en la herpangina las llagas se encuentran en el paladar blando, las amígdalas y la garganta. Un niño con HFMD también acostumbra a presentar llagas en las manos, los pies y ocasionalmente en las nalgas.
¿Cómo se propaga?
Los profesionales señalan que la herpangina a menudo se transmite en centros de cuidado infantil y escuelas. Es más habitual en verano y otoño, pero puede suceder en cualquier momento del año. La afección se transmite a través de la ingestión de gotas de las vías respiratorias o saliva de un paciente enfermo (siendo el contagio más probable mediante tos y estornudos), o por la exposición a las heces de un paciente infectado. Se trata de una enfermedad sumamente contagiosa, ya que estos tipos de virus pueden sobrevivir fuera del organismo durante períodos de tiempo prolongados.
Los signos de la infección generalmente se manifiestan entre tres y cinco días después de la exposición. Las personas afectadas son más contagiosas en las dos primeras semanas de infección, aún cuando sean asintomáticas. Los adultos pueden adquirir el virus de sus hijos, aunque muchos adultos ya tienen una inmunidad acumulada desde su infancia.
Los niños tocan muchas superficies y su higiene personal no es siempre óptima, lo que puede dificultar la tarea de prevenir la propagación de la enfermedad. Asegurate de lavarte las manos minuciosamente y desinfectar las superficies, como los picaportes de las puertas y los juguetes.
Tratamiento
La visita a un médico puede confirmar el diagnóstico de herpangina. Dado que los virus no pueden erradicarse con antibióticos, el objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas lo más posible hasta la curación de las llagas. La infección generalmente desaparece por sí sola en un plazo de siete a diez días. Los analgésicos (como ibuprofeno o paracetamol) pueden aliviar el dolor de la garganta y la boca, y disminuir la fiebre. También es importante mantener hidratada a la persona afectada, que puede recortar la ingesta de líquidos a raíz de la presencia de úlceras dolorosas. Alimentos como la leche o los helados pueden ser más fáciles de tomar.
Si un niño presenta fiebre alta persistente o signos de deshidratación, es primordial solicitar la atención médica inmediata. Tu médico te ayudará a discernir cuáles son las mejores opciones de tratamiento.